Salir de la ciudad, respirar aire puro y admirar las caprichosas formas de la naturaleza. Admirar sí, porque el Parque Natural de Montserrat sorprende por sus redondeadas montañas, con siluetas casi irreales. Paisajes muy cercanos a los que aún no había podido acercarme (¡no por falta de ganas!) acompañados de pinceladas otoñales con esos tonos ocres que tanto me gustan.
Y aunque me cueste madrugar, más aún un sábado, es la mejor manera de aprovechar las horas libres, salir del ajetreado día a día, dejar las calles de la ciudad y rodearte de paisajes inalterables, que no entienden de modas, de economía o que justifican el (por fin) "no hay cobertura". Alejarse del "ruido" cotidiano para valorar que como siempre, las experiencias, no las cosas, son las que realmente permanecen.
¿Os gusta acercaros de vez en cuando a vuestro lado más natural?
Ay...creo que nunca me olvidaré del día que subí a Montserrat... lo relaciono con una toma de decisión, más que importante, y con que había 28 grados y se me hizo un poco largo, jejeje...¡Qué bonitas fotos!
ResponderEliminarJeje, pues el otro día hacía mucho viento y fresquito! Y como no tengo aquí mi ropa de montaña iba en plan cebolla (gran contraste con la gente hiper-vestida que encontramos donde el Monasterio!) :P
EliminarLa santa muntanha como dicen los catalanes, tiene algo de especial y maravilloso.
ResponderEliminarTengo una amiga benedictina en el Monasterio femenino y siempre me cuenta lo bonito que es el paisaje y lo que le presta salir a pasear por allí.
Besos
Jo que bonito!
ResponderEliminarUn madrugon que mereció la pena mucho.
bellas fotografías.
Me encanta la montaña, como buena asturiana, jeee y DEBO acercarme a cataluña ya de una vez porque no haces más que ponerme los dientes largos, que si Cadaqués, Bcn y ahora Montserrat, que ganitasss
ResponderEliminar